La chacra mantiene el nombre de “La Ladera”, con que se le conoce tradicionalmente en el valle; y recuerda también a sus últimas propietarias, las hermanas Malavia, famosas por la calidad de sus vinos.
El padre Amador Soto, párroco de Codpa y misionero andino desde 1987, la adquirió para contar con un lugar de trabajo y acogida para las comunidades y visitantes, donde compartir el cariño por la Tierra y la cultura ancestral. Su inspiración son las chacras de los antiguos codpeños, sistemas agrícolas exquisitos, que se organizan en base a la sabiduría ancestral andina, complementada con la tradición agrícola española instalada en la Colonia. El resultado es una unidad productiva intensiva, complementaria y sostenible.
La Chacra Escuela posee vestigios de poblamiento prehispánico en sus petroglifos y terrazas pircadas. El trabajo agrícola se organiza en las terrazas y eras, regadas por canales que conducen el agua sagrada del río Vitor y abonadas por el guano de mulares conservado en los antiguos corrales. En las eras pircadas, se ha ido recuperando las vides de cepa país, moscatel e itálica, entre frutales tradicionales del valle como guayabos, peras de pascua, chirimoyos y duraznos cuaresmillos. En la parte baja de la parcela, las eras acogen la conservación de otros cultivos andinos que se dan en los valles y precordillera de Arica y Parinacota, como papas, habas, locoto y zapallo.
En la zona alta de la chacra, donde se implementa la bodega prototipo de la Escuela del Vino, está el lugar de llegada de los antiguos “marchantes”, las caravanas altiplánicas que venían al valle de Codpa para intercambiar carne de llamas y alpacas, junto con maíz y papas de precordillera, por la preciada fruta y el vino de Codpa. Aquí junto a la bodega, la Escuela del Vino rinde su pago/homenaje a la cultura, la religiosidad y el sentido de vida del mundo andino.